Pablo escuchaba detrás de la puerta. No es que fuera un mal educado ni un curioso. A decir verdad, Pablo era un chico magnÃfico. Sólo tenÃa ocho años y hacÃa unos seis meses escasos que vivÃa con la jovencÃsima y bella tÃa Matilde. Aquel dÃa, a las cuatro en punto, vio entrar en el pisito a tÃa Julia y a tÃa Esther. Era domingo y Pablo nunca salÃa solo, porque desconocÃa la ciudad y estaba esperando que llegara el novio de su tÃa para salir los tres juntos en el flamante coche de Félix. Por eso, al ver llegar a sus otras dos tÃas, se sintió defraudado y molesto, y tal vez por eso, se sentó tras la puerta del living a esperar que tÃa Julia y tÃa Esther terminaran cuanto antes su visita. Era, pues, el motivo por el cual Pablo se hallaba sentado tras la puerta y por el que escuchó la conversación, casi sin desearlo