Mike Santierel oÃa la conversación sin prestar una atención absoluta. Evidentemente, alguna que otra palabra llegaba hasta él si bien no le daba un sentido coordinado, ya que las cosas de su padre le atraÃan sólo relativamente. Además, habÃa regresado dos dÃas antes de su precioso periplo por España y maldito lo que se habÃa enterado aún de lo que pasaba por Dallas. HabÃa estado en Marbella, habÃa vivido en Puerto Banús y habÃa tomado el sol en preciosos yates de sus amigos españoles, asà estaba él de moreno, bruñido y añorante.