Alex York dio unos pasos y ladeando la cabeza, lanzó una pensativa mirada hacia el lienzo.
No estaba mal. Unos retoques más y quedarÃa perfecto. El colorido estaba bien logrado, la policromÃa del paisaje resultaba armónica. Los trazos vigorosos. CreÃa que habÃa personalidad en el cuadro. Y si él lo creÃa, tenÃa toda la razón pues no en vano llevaba pintando desde los dieciséis años, contaba veintisiete y hacÃa más de cuatro que vendÃa sus lienzos a buen precio, y si hacÃa una exposición jamás le quedaba un cuadro.
Dejó la paleta sobre una mesa baja, limpió las manos en una estopa y se dispuso a fumar un cigarrillo.