PresentÃa que iba a recibir aquella visita. Es más, se lo habÃa comentado a Mag y Jack.
La noticia habÃa sido difundida en los periódicos, dada la personalidad del accidentado. Cuando tuvo lugar el accidente y ella lo leyó en la prensa, el primer impulso fue correr al hospital. Pero se contuvo.
También lo comentó con Mag y su marido, pero ellos, como siempre, discretos hasta la exageración, ni la animaron ni la desanimaron, con lo cual ella no fue.
En Quebec, Ted Morris era demasiado conocido y no precisamente por frecuentar con exceso la sociedad, sino por sus fábricas de papel y su importancia comercial, de ahà que nada que le ocurriera, la prensa se hacÃa eco de ello en seguida.
En aquel instante la sirvienta de su hermana Mag le anunciaba la visita y ella se miró a sà misma con desaliento y ansiedad al mismo tiempo.
Sin responderle a Mirta, miró la hora.