El célebre clérigo pequeño y rechoncho, con un amplio sombrero y una amplia cara, apoyado casi siempre en un raÃdo paraguas, creado por aquel ?un tanto regordete también? que sabÃa demasiado, vuelve a recorrer mundo y a codearse con comunistas y delincuentes para resolver cuanto enigma se le presente para gozo de sus finos lectores.