La barra de los tres golpes

 

XXI

 

 

Acontecimiento grato de los últimos días de clase fue la exención de Aulés. Faltándole sólo un punto para eximirse de inglés, lo esperaba con tantas ansias que contagió su anhelo, principalmente porque se había reforzado con la promesa de invitar a todos sus camaradas con un café con leche, si se salvaba del examen.

Aulés obtuvo la nota ansiada, y fiel a su palabra, nos reunió a todos en una lechería de Callao, entre Tucumán y Viamonte; allí, a medianoche una treintena de muchachos había introducido la novedad

del brindis con café con leche en sustitución del burbujeante "champagne", más apto para celebraciones, pero más alejado de las posibilidades del bolsillo del anfitrión.

 

Inolvidables, por los emotivas, fueron las palabras de despedida de Urien.

Pocos meses antes, al juntarse dos divisiones por ausencia de un profesor, nos reunieron en el salón de actos para la clase de geografía. Como hacía frecuentemente, desarrolló un tema ajeno a la materia, eligiendo, en esa ocasión, el problema de razas.

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