La barra de los tres golpes

VIII

 

Llegó el 25 de Mayo, último que pasaríamos en la Escuela. Obligados a concurrir

al acto por el refuerzo de la vigilancia de las puertas de salida, una excesiva

aglomeración en las escalinatas fue propicia para expresar el estado de ánimo. A los vivas a la libertad y a la democracia siguieron los cantos: la Marsellesa, el Himno de los trabajadores y otras canciones. En un momento en que se apagaron las luces hubo una gritería infernal. Vociferaban el nombre del Rector y seguían ruidos de desaprobación. Cuando se abrieron las puertas del aula magna, la entrada semejaba un aluvión.

Comenzó el acto con el Himno Nacional coreado entusiastamente por todos, pero llevando el tono a su más alto grado cuando se cantaba el verso "Libertad, Libertad, Libertad". Abrió la serie de discursos el Director, reproduciendo los que pronunciara anteriormente con ejemplar regularidad; le siguió un profesor de Historia y algunos asistentes sostuvieron que había repetido las mismas cartas que leyera en una celebración similar, algunos años antes.

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