Cuando Juno por causa de Semele
odio tenia a la estirpe tebana,
como lo demostró en tantos momentos,
Atamante volvióse tan demente,
que, viendo a su mujer con los dos hijos
que en cada mano a uno conducía,
gritó: «¡Tendamos redes, y atrapemos
a la leona al pasar y a los leoncitos!»;
y luego con sus garras despiadadas.
agarró al que Learco se llamaba,
le volteó y le dio contra una piedra;
y ella se ahogó cargada con el otro.
Y cuando la fortuna echó por tierra
la soberbia de Troya tan altiva,
tal que el rey junto al reino fue abatido,
Hécuba triste, mísera y cautiva,
luego de ver a Polixena muerta,
y a Polidoro allí, junto a la orilla
del mar, pudo advertir con tanta pena,
desgarrada ladró tal como un perro;
tanto el dolor su mente trastornaba.
Mas ni de Tebas furias ni troyanas
se vieron nunca en nadie tan crueles,
ni a las bestias hiriendo, ni a los hombres,
cuanto en dos almas pálidas, desnudas,
que mordiendo corrían, vi, del modo
que el cerdo cuando deja la pocilga.