La Divina Comedia

esa es la luz eterna de Sigiero

que, enseñando en el barrio de la Paja,

silogismo verdades envidiadas.»

En fin, lo mismo que un reloj que llama

cuando la esposa del Señor despierta

a que cante maitines a su amado,

que una pieza a la otra empuja y urge,

tintineando con tan dulces notas,

que el alma bien dispuesta de amor llenan;

así vi yo la rueda gloriosa

moverse, voz a voz dando respuesta

tan suave y templada, que tan sólo

se escucha donde el gozo se eterniza.

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