El Zarco

Nada de eso. Martín Sánchez Chagollán, personaje rigurosamente histórico, lo mismo que Salomé Plasencia, que el Zarco y que los bandidos a quienes hemos presentado en esta narración, era un particular, un campesino, sin antecedentes militares de ninguna especie; lejos de eso, había sido un hombre absolutamente pacífico que había rehusado siempre mezclarse en las contiendas civiles que agitaban al país hacía muchos años, y así, retraído, casi tímido, vivía entregado exclusivamente a los trabajos rurales en un pequeño rancho que tenía a poca distancia de Ayacapixtla, cerca de Cuautla de Morelos. Y con todo esto, era un hombre de bien a toda prueba, uno de esos fanáticos de la honradez, que prefieren morir a cometer una acción que pudiera manchar su nombre o hacerlos menos estimables para su familia o para sus amigos.

Con tales principios y en aquella época de revueltas y de corrupción, en que no pocos hombres rústicos y sencillos se vieron obligados a complicarse en las revoluciones o en los crímenes cometidos a la sombra de ellas, Martín Sánchez tuvo que sufrir mucho a fin de substraerse de compromisos y de enredos. Pero a fuerza de habilidad y de energía quedó limpio, y aunque visto con desconfianza y con recelo por todos los partidarios logró quedar tranquilo, viviendo arrinconado y oculto en su ranchito, cuidando sus pequeños intereses y ayudado de sus hijos, ya grandes.

eXTReMe Tracker