El Zarco

—No lo creo, señora —se apresuró a responder Nicolás—. Yo he acabado por conocer que es imposible que Manuelita me quiera. Le causo una repugnancia que no está en su mano dominar. Así es que me parece inútil pensar ya en eso. ¡Cómo ha de ser! —añadió suspirando—, uno no puede disponer de su corazón. Dicen que el trato engendra el cariño. Ya ve usted que esto no es cierto, porque si del trato dependiera, yo me he esmerado en ser agradable a la niña, pero mis esfuerzos siempre han encontrado por recompensa su frialdad, su alejamiento, casi su odio…, porque yo temo hasta que me aborrezca.











eXTReMe Tracker