Corazón

Los chicos ciegos

Jueves, 23

NUESTRO maestro se ha puesto muy enfermo y para sustituirle ha venido el de cuarto, que ha sido profesor en el Instituto de los Ciegos; es el más viejo de todos; tiene el pelo tan blanco, que parece lleve en la cabeza una peluca de algodón, y habla como si entonase una canción melancólica; pero enseña bien, y sabe mucho. En cuanto entró en clase, al ver un chico con un ojo vendado, se acercó al banco y le preguntó qué tenía.

—Mucha atención con los ojos, chiquito —le dijo.

Derossi le preguntó:

—¿Es cierto, señor maestro, que ha sido usted profesor de los ciegos?

—Sí, durante varios años —respondió. Y Derossi insinuó a media voz:

—¿Por qué no nos dice algo de ellos?

El maestro se sentó en su mesa.

Coretti dijo en voz alta:

—El Instituto de los Ciegos está en la calle Niza.

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