Corazón

El negociante

Jueves, 1

MI padre quiere que cada día de fiesta o sin clase traiga a casa a uno de mis compañeros o que vaya yo a buscarlo, para ir haciéndome más amigo de todos. El próximo domingo iré de paseo con Votini, el muchacho bien vestido, que siempre se está atusando y que tanto envidia a Derossi.

Esta tarde ha venido a casa Garoffi, el chico alto y delgado, con la nariz de pico de loro y los ojos pequeños y picaruelos, que parecen buscar por todas partes. Es hijo de un droguero. Un tipo muy original. Siempre está contando el dinero que lleva en el bolsillo: cuenta muy de prisa con los dedos y hace cualquier multiplicación sin recurrir a la tabla. Hace economías, y tiene ya una libreta de la Caja de Ahorros escolar. Yo creo que no se gasta nada y, si se le cae algo o una monedita bajo el banco, es capaz de estar buscando una semana entera. Derossi dice que hace como las urracas. Todo lo que encuentra, plumas gastadas, sellos usados, alfileres, trocitos de velas, lo recoge cuidadosamente. Hace más de dos años que colecciona sellos de correos, y ya tiene centenares de diferentes países en su gran álbum, que después venderá al librero cuando esté completo. Entretanto el librero le da los cuadernos gratis porque le lleva muchos chicos a la tienda.

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