EL HALCÓN DE ORO
¡Salve, oh dios poderoso!
Me dirijo hacia Djedu
y tú santificas mis caminos…
Mientras transito las Etapas de mi Viaje
y visito mis Tronos
¡Acompáñame!, ¡renueva y exalta mi Ser!
¡Haz que el espanto y el miedo acompañen mi Nombre
para que los dioses de la Región de los Muertos
me tengan miedo!
¡Que por mi causa luchen entre ellos mismos!
Que quien quiera perjudicarme
no pueda llegar hasta mí en la Región de las Tinieblas
en donde las Almas débiles buscan un refugio para esconderse.
Los dioses, Señores del séquito de Osiris,
oyen con atención mis palabras…
Hablando entre vosotros ¡oh dioses!
Guardad silencio sobre lo que oísteis.
¡Cuidado! A nadie reveléis mis Palabras,
pues podría oíros Maat…
Es el mismo Osiris quien habla por mi boca.
Yo cumplo mis Viajes.
Entro y salgo, según la Potencia de mi Verbo…
Observo mis Formas sucesivas