El libro egipcio de los muertos

Conjuro XVII

PARA ENTRAR EN EL MUNDO INFERIOR Y PARA SALIR DE ÉL[22]

Comienzan aquí los himnos de adoración que deben pronunciarse cuando el difunto fuera ya (del cuerpo) entre en el glorioso Mundo Inferior y en la bella Amenti (o sea): cuando asomando a la Plena Luz del Día, puede expresarse a voluntad en todas las formas de la Existencia. Entonces, alojado en una sala, podrá jugar a las damas o quizá realizará, por su cualidad de alma viviente, extensos viajes. Y dirá:

Yo soy el dios Tum,

solitario de los amplios Espacios del Cielo;

soy el Dios Ra

elevándose al alba de los Tiempos Antiguos,

similar al Dios Nu[23].

Soy la Gran Divinidad

que procrea a sí misma.

Los poderes misteriosos de mis Nombres

crean las jerarquías celestes

los dioses no se oponen a mi progresión;

pues yo soy el Ayer

y conozco el Mañana,

el cruel combate que libran los dioses,

unos contra otros,

es de acuerdo a mis voluntades.

Sé el Nombre misterioso

de la gran Divinidad que está en el Cielo;

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