PARA ENTRAR EN EL MUNDO INFERIOR Y PARA SALIR DE ÉL[22]
Comienzan aquí los himnos de adoración que deben pronunciarse cuando el difunto fuera ya (del cuerpo) entre en el glorioso Mundo Inferior y en la bella Amenti (o sea): cuando asomando a la Plena Luz del Día, puede expresarse a voluntad en todas las formas de la Existencia. Entonces, alojado en una sala, podrá jugar a las damas o quizá realizará, por su cualidad de alma viviente, extensos viajes. Y dirá:
Yo soy el dios Tum,
solitario de los amplios Espacios del Cielo;
soy el Dios Ra
elevándose al alba de los Tiempos Antiguos,
similar al Dios Nu[23].
Soy la Gran Divinidad
que procrea a sí misma.
Los poderes misteriosos de mis Nombres
crean las jerarquías celestes
los dioses no se oponen a mi progresión;
pues yo soy el Ayer
y conozco el Mañana,
el cruel combate que libran los dioses,
unos contra otros,
es de acuerdo a mis voluntades.
Sé el Nombre misterioso
de la gran Divinidad que está en el Cielo;