PARA PREPARAR EL LECHO FUNERARIO
He aquí que te doy de vuelta tu carne y consolido tus huesos.
Tus miembros desparramados yo los recojo con mucho cuidado.
Ahora puedes ejercer tus poderes en la Tierra;
bien custodiados están los miembros de tu Cuerpo.
Verdaderamente, tú eres el mismo Horus
resplandeciente en el centro del Huevo Cósmico.
Contemplas a los dioses que están alrededor de ti
enseguida partes rumbo a lejanos viajes;
he aquí que tu mano consigue lo que tú deseas:
el Horizonte del Cielo y los Lugares Sagrados.
Con gritos de alegría eres recibido y saludado.
Cuando llegas al Altar se oyen resonar los himnos.
Horus mismo te pone de pie[220]
Del mismo modo que había hecho con los santificados.
¡Salve! Anubis, el gran Solitario de las Colinas de Occidente,
te pone de pie…
Él te da de nuevo vigor
y coloca en orden las vendillas mortuorias.
Ptah-Sokari te trae los ornamentos de su templo.
¡Aquí tenéis a Thoth! en sus manos lleva el Libro de las Palabras divinas,
se dirige hacia ti…