El libro egipcio de los muertos

Conjuro CLXXIV

PARA HACER FRANQUEAR LA GRAN PUERTA AL ESPÍRITU SANTIFICADO

¡Oh Osiris! Yo soy tu hijo Horus y satisfago tus necesidades!

¡Los poderosos tiemblan en verdad,

cuando sales del Duat

con el gran cuchillo en la mano!

¡Salve, oh diosa Saa, hijo de Keb,

venido al Mundo por las Jerarquías divinas!

¡Aquí está Horus, que mora en su Ojo divino!

¡He aquí, en medio de sus emanaciones, a Tum!

Los dioses del Este y del Oeste descansan en el seno de este gran Ser

de innumerables Metamorfosis…

En el momento en que nací, en verdad, en el Mundo del Más Allá

nació una nueva divinidad: ¡era yo!

Ahora, puedo ver con mis ojos…

Observo alrededor de mí, existo.

Mi vista es clara y penetrante.

De pie, vuelvo a tomar el hilo interrumpido de mi vida…

Cumplo con lo que me fue ordenado por los dioses

pues la torpeza y la somnolencia me aterran.

Estoy de pie en Nedet;

mis ofrendas me las traen de Pe

yo las recibo en Heliópolis.

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