No percibo por ningún lado, ni tampoco se adivina en las tinieblas,
otra cosa sino abismos y precipicios…
¡Qué oscuridad impenetrable!
Mis pasos exploran con titubeos el camino
y avanzo a tientas;
alrededor de mí se siente pensar a las Almas desgraciadas…
Es imposible, en verdad, vivir en este lugar con paz de espíritu
ni conocer las voluptuosidades del amor.
¡Ojalá encuentre,
a falta de aire y de agua, y a falta de los placeres del amor,
la santificación de mi espíritu! ¡Y también, a falta de panes sepulcrales y de vino,
la paz para mi Espíritu!
Heme aquí que recibo una orden de Tum:
debo mirar, inmóvil, tu rostro, ¡oh Thoth!
¡No seas, entonces ni muy duro ni muy cruel conmigo!
, Observa, por incontables años por venir,
todos los dioses ponen en tus manos sus tronos,
para que tú, ¡oh Thoth! dispongas de ellos,
tu propio trono sea entregado a tu Hijo Horus.
Porque las grandes divinidades enviaron a Horus
para que tome posesión de su Trono,