El libro egipcio de los muertos

El cuerpo del volumen consiste en un vasto monólogo del difunto, que dirige tanto a sí mismo como a los dioses y entidades del Más Allá. Como en todos los textos de origen oriental, la repetición es una de las claves para la transmisión oral de las ideas. La actitud del recitante (el difunto) es, en general, la de un visionario: las visiones suceden a las visiones, y una cierta incoherencia no está jamás ausente. De las preocupaciones prosaicas (bienes, comida, bebida) se pasa a sublimes elucubraciones sobre la Eternidad y el Absoluto. Algunos pasajes son dramáticos, otros patéticos, pero todos imbuidos de una profunda religiosidad.

En general, todo depende de la sangre fría del espíritu, si no ha sido puro sobre la tierra, puede sin embargo invocar las Palabras de Potencia, llamar a los dioses por su Nombre, penetrar los misterios del Más Allá…

El Antiguo Egipto estaba fascinado por el Misterio de la Muerte. El Universo todo es un gran sarcófago, inmenso, cósmico. En el centro se encuentra Osiris, muerto y momificado, derrotado por las fuerzas del Mal. Sólo los otros dioses actúan, vengan a Osiris, pero son arrastrados por los peligros y a veces «mueren Las diosas viven sollozando y lamentándose. Una atmósfera lúgubre, funeral se extiende sobre toda la vida egipcia.

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