navego en la Barca de la diosa Maat;
y enseguida paso a la Barca de Ra.
Estoy junto adiós en sus moradas celestiales,
entre el séquito que rodea a este dios…
Estoy aquí existiendo tras la muerte cotidiana de mi vida.
Me siento poderoso y semejante al dios de la doble cabeza de León…
Ciertamente, existo tras la muerte y liberado estoy,
me esparzo por la Tierra y la lleno.
Como la azucena de esmeralda, me abro,
yo, dios Hotep de dos países[64].