15 Cosí cilicio sobre mi piel, Y puse mi cabeza en el polvo.
16 Mi rostro está inflamado con el lloro, Y mis párpados entenebrecidos,
17 A pesar de no haber iniquidad en mis manos, Y de haber sido mi oración pura.
18 ¡Oh tierra! no cubras mi sangre, Y no haya lugar para mi clamor.
19 Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, Y mi testimonio en las alturas.
20 Disputadores son mis amigos; Mas ante Dios derramaré mis lágrimas.
21 ¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios, Como con su prójimo!
22 Mas los años contados vendrán, Y yo iré por el camino de donde no volveré.
1 Mi aliento se agota, se acortan mis días, Y me está preparado el sepulcro.
2 No hay conmigo sino escarnecedores, En cuya amargura se detienen mis ojos.
3 Dame fianza, oh Dios; sea mi protección cerca de ti. Porque ¿quién querría responder por mí?
4 Porque a éstos has escondido de su corazón la inteligencia; Por tanto, no los exaltarás.
5 Al que denuncia a sus amigos como presa, Los ojos de sus hijos desfallecerán.