Orgullo y prejuicio

―El orgullo ―observó Mary, que se preciaba mucho de la solidez de sus reflexiones―, es un defecto muy común. Por todo lo que he leído, estoy convencida de que en realidad es muy frecuente que la naturaleza humana sea especialmente propensa a él, hay muy pocos que no abriguen un sentimiento de autosuficiencia por una u otra razón, ya sea real o imaginaria. La vanidad y el orgullo son cosas distintas, aunque muchas veces se usen como sinónimos. El orgullo está relacionado con la opinión que tenemos de nosotros mismos; la vanidad, con lo que quisiéramos que los demás pensaran de nosotros.

―Si yo fuese tan rico como el señor Darcy, exclamó un joven Lucas que había venido con sus hermanas―, no me importaría ser orgulloso. Tendría una jauría de perros de caza, y bebería una botella de vino al día.

―Pues beberías mucho más de lo debido ―dijo la señora Bennet― y si yo te viese te quitaría la botella inmediatamente.

El niño dijo que no se atrevería, ella que sí, y así siguieron discutiendo hasta que se dio por finalizada la visita.

 

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