Peter Pan

En realidad no era un trozo de papel: era el ave de Nunca Jamás, que hacía esfuerzos denodados por llegar hasta Peter en su nido. Moviendo las alas, con una técnica que había descubierto desde que el nido cayó al agua, podía hasta cierto punto gobernar su extraña embarcación, pero para cuando Peter la reconoció estaba ya muy agotada. Había venido a salvarlo, a darle su nido, aunque tenía huevos dentro. La actitud del ave extraña bastante, porque aunque Peter se había portado bien con ella, también a veces la había martirizado. Me imagino que, al igual que la señora Darling y todos los demás, se había enternecido porque conservaba todos los dientes de leche.

Le explicó a gritos por qué había venido y él le preguntó a gritos qué estaba haciendo allí, pero por supuesto ninguno de los dos entendía el lenguaje del otro. En las historias imaginarias las personas pueden hablar con los pájaros sin problemas y en este momento desearía poder fingir que ésta es una historia de ese tipo y decir que Peter contestó con inteligencia al ave de Nunca Jamás, pero es mejor decir la verdad y sólo quiero contar lo que pasó en realidad. Pues bien, no sólo no podían entenderse, sino que además acabaron por perder la compostura.


eXTReMe Tracker