La barra de los tres golpes

Hubo una nota pequeña que matizó de buen humor ese ambiente dramático. Estábamos en la esquina de Charcas y Callao cuando comenzaron a aproximarse hacia nosotros, autos, motocicletas, bicicletas y otros elementos policiales. Al avanzar el primer coche hacia el grupo que formábamos julio Luis Vázquez, de la Peña, los hermanos Caletti, Ariza, Pagliano y algunos más, vimos que, de repente, por Callao en dirección al norte se- desplazaban vertiginosamente un sombrero y un sobretodo. Unos instantes de atención fueron suficientes para advertir que Vázquez, como medida de seguridad, había resuelto alejarse de la zona peligrosa con la velocidad de una flecha.

Los días 4, 5 y 6 de mayo, se extendió la huelga a la Escuela de Comercio, que la habían desanexado de la Facultad, haciéndola depender directamente de las autoridades de la Intervención de la Universidad. La forma como se había adoptado la medida y el nombramiento para ella de rector y vicerector no presagiaba nada bueno, como se confirmó a los pocos días.

El 7 de mayo un grupo numeroso de escolares bajó al patio al sonar el recreo de la segunda hora, pidiendo a gritos la anulación de las medidas y la renuncia de los nuevos funcionarios. En el griterío ensordecedor mezclábanse los vivas a la reforma y a la libertad y las censuras a las autoridades.

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