La barra de los tres golpes

-Pagliano.

-Presente, para purgar a Ud.

La lectura de las notas del primer bimestre, provocó fuertes protestas. Yaryura, recién ingresado, de voz gruesa, gesto autoritario y poco dado a la risa tuvo un tres, equivalente a desaprobado; nota justa, pues era pésimo en la materia, pero como se enojó, en el resto del año sus notas figuraron entre las más elevadas aunque seguía siendo de los peores.

Factor decisivo de las calificaciones eran los asistentes a clase. Si leían Casas o Fidel, los dos mejores del curso, pues superaban las cien palabras por minuto, eran interrumpidos frecuentemente con aplausos o exclamaciones de admiración, a pesar de las protestas del profesor; pero si lo hacían Vázquez, Van de Velde o Yaryura, se les cortaba la lectura con gritos de desaprobación y silbidos, llegándose al extremo de hacerlos sentar. En cierta ocasión traducía Van de Velde y como no agradara, Álvarez exclamó: "¡Está mal, que se siente y que lea otro!". Y ante el unánime asombro, C. repitió: "¡Bueno, está mal, siéntese; a ver, que lea otro!".

 

 

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