La barra de los tres golpes

En marcha hacia el nuevo destino renováronse las polémicas respecto a la inscripción de la palma de flores. Los que estaban de acuerdo con la frase "ex celador" disputaban con sus antagonistas, quienes sostenían que "celador" era término de carcelero y no de estudiante. Y la réplica no demoraba, rechazando esa acepción para proclamar la que el uso le había dado.

Iba quedando vacío el cementerio alemán. La suave brisa matutina movía débilmente las puntiagudas y verdes copas de los viejos cipreses del camposanto y todo era quietud y paz; paz augusta, solemne, quebrada únicamente por las discusiones acerca de la expresión "celador", defendida con tanto tesón y firmeza como si de la exactitud del término dependiese el futuro, o pudiese volver la vida para quienes la habían dejado definitivamente.

Depositóse luego un ramo de flores en el panteón donde reposaban los rertos de Mr. Cubaines, sobre el ataúd del anciano maestro volcábase la lozanía sentimental de sus jóvenes discípulos.

Estos actos motivaron una reflexión.


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