Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida

El señor Burton escribió: "Perdí a mi madre cuando tenía nueve años y a mi padre cuando tenía doce. Mi padre sufrió una muerte violenta, pero mi madre se marchó simplemente de casa hace diecinueve años y no la he vuelto a ver. Tampoco he vuelto a ver a mis dos hermanitas que mi madre se llevó. Transcurrieron siete años antes de que mi madre me escribiera una carta. Mi padre resultó muerto en un accidente tres años después de la partida de mi madre. Había comprado con un socio un café en una localidad de Missouri y, durante una ausencia por motivos de negocios, el socio vendió el café al contado y se escapó con el dinero. Un amigo telegrafió a mi padre para que volviera cuanto antes y, con la prisa, mi padre se mató en un accidente de automóvil en Salinas, Kansas. Dos de las hermanas de mi padre, pobres, de edad y enfermas, se llevaron a sus casas a tres de los huérfanos. Nadie nos quiso a mí y a mi hermanito. Quedamos a merced de las autoridades de la localidad. Estábamos obsesionados por el temor de que nos llamaran huérfanos y nos trataran como a tales. Estos temores no tardaron en materializarse. Durante algún tiempo viví con una familia pobre de la localidad. Pero los tiempos eran duros y el cabeza de familia perdió su colocación, por lo que les fue imposible continuar alimentándome. Después los señores Loftin me llevaron a vivir con ellos en su granja, a unos dieciocho kilómetros de la localidad. El señor Loftin tenía setenta años y estaba en cama, enfermo de zoster. Me dijo que podía quedarme allí mientras "no mintiera, no robara e hiciera lo que se me ordenara". Estas tres órdenes se convirtieron en mi Biblia. Me atuve a ellas estrictamente. Comencé a ir a la escuela, pero la primera semana fue muy amarga y lloré como una criatura. Los otros chicos la emprendieron conmigo, se burlaron de mi gruesa nariz, dijeron que era tonto y me llamaron el ' mocoso huérfano' . Me sentí tan herido que quise pelearme con ellos, pero el señor Loftin, el granjero que me había recogido, me dijo: ' Recuerda siempre que cuesta más al que es un hombre rehuir una pelea que plantarse y aceptarla' . No me peleé hasta que uno de los chicos tomó excremento de gallina del patio de la escuela y me lo arrojó a la cara. Le di una paliza y me hice de un par de amigos. Dijeron que el otro se lo había buscado.

eXTReMe Tracker