Dormí esa noche en Baker Street, y nos hallábamos desayunando nuestro café con tostada cuando el rey de Bohemia entró con gran prisa en la habitación
-¿De verdad que se apoderó usted de ella? -exclamó agarrando a Sherlock Holmes por los dos hombros, y clavándole en la cara una ansiosa mirada.
-Todavía no.
-Pero ¿confía en hacerlo?
-Confío.
-Vamos entonces. Ya estoy impaciente por ponerme en camino.
-Necesitamos un carruaje.
-No, tengo esperando mi brougham
-Eso simplifica las cosas.
Bajamos a la calle, y nos pusimos una vez más en marcha hacia el Pabellón Briony.
-Irene Adler se ha casado -hizo notar Holmes.
-¡Que se ha casado! ¿Cuándo?
-Ayer.
-¿Y con quién?
-Con un abogado inglés apellidado Norton.
-Pero no es posible que esté enamorada de él.
-Yo tengo ciertas esperanzas de que lo esté.
-Y ¿por qué ha de esperarlo usted?