El último de los Mohicanos

El lugar y el momento es tan propicio para un episodio típico de la novela gótica, que Cooper no desaprovecha la ocasión. Así, se oyen gritos inhumanos y lamentos tremendos que son potenciados por el ambiente tenebroso que confieren la oscuridad y un bosque frondoso poblado por indios hostiles que acechan a los escondidos; tales sonidos surgen, además, como contrapunto a un momento de idealización, también gótico, en que el grupo de heroicos resistentes, relajados por la seguridad que la catarata les ofrece y mecidos por el ruido y la fuerza de sus aguas, entonan un salmo «a capella» guiados por Gamut y embelesados por la voz angelical de Alice. El peligro se personifica en esta escena como algo diabólico y llega a inquietar incluso a los experimentados oídos de Natty Bumppo y Chingachgook; si bien al rayar el día todo tendrá la explicación lógica y racional característica, fundamentalmente, de la novela gótica norteamericana.







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