El último de los Mohicanos

Los filólogos han declarado que existen tan sólo dos o tres lenguas, propiamente dichas, entre todas las numerosas tribus que antaño ocupaban el territorio que hoy en día ocupan los Estados Unidos. Achacan las consabidas dificultades de comprensión entre los diversos pueblos a las corrupciones sufridas por el lenguaje y a la formación de dialectos. El que suscribe recuerda haber estado presente en una entrevista celebrada entre dos jefes de las Grandes Praderas al oeste del Mississippi, atendido por un intérprete que dominaba los idiomas de ambos. Los guerreros aparentaban una correspondencia mutua de lo más amistosa y, al parecer, conversaron mucho; no obstante, de acuerdo con lo dicho por el intérprete, cada uno ignoraba por completo lo que decía el otro. Pertenecían a tribus hostiles, reunidos por la influencia del gobierno americano; y merece resaltarse el hecho de que una política común les llevó a ambos a abordar la misma cuestión. Se exhortaron mutuamente a ser útiles en caso de que los avatares de la guerra llevase a una de las dos partes a caer en manos de sus enemigos. Sea cual sea la verdad respecto a las raíces y la genialidad de las lenguas indias, es muy cierto que hoy en día son tan distintas en cuanto a sus palabras que presentan muchas de las desventajas propias de aquellos idiomas que resultan extraños entre sí; de ahí gran parte de la vergüenza que ha surgido a la hora de aprender sus historias, así como mucha de la incertidumbre que atañe a sus tradiciones.

eXTReMe Tracker