Oliver Twist

Capítulo XX

Oliver es entregado al honrado Guillermo Sikes

La mañana siguiente, tenía reservada para Oliver una sorpresa: a los pies de su cama, en vez de los zapatos rotos y sucios que dejó al acostarse, encontró al despertar otros completamente nuevos. La sorpresa le regocija al pronto, pues creyó que era precursora de su libertad, mas no tardaron en desvanecerse sus ilusiones. Al sentarse a almorzar con el judío, díjole éste, en tono y con expresión que acrecentó hasta el infinito sus temores y alarmas, que vendrían a buscarle para conducirle a la morada de Guillermo Sikes.

—¿Para… para permanecer en ella, señor? —preguntó Oliver anhelante.

—No, no querido mío; no es para permanecer allí —respondió Fajín—. Te queremos demasiado para resignarnos a perderte, así que no temas, Oliver, que a casa volverás, ¡ja, ja, ja! Nunca tendremos la crueldad de despedirte… ¡Oh, no!

El miserable viejo que se entretenía tostando una rebanada de pan mientras tanto sin miramiento se mofaba de Oliver, reía con risa sardónica como para demostrar que sabía perfectamente que Oliver escaparía de muy buena gana si le fuera posible.

—Supongo —repuso Fajín, clavando sus ojillos en Oliver—, que te agradará saber a qué vas a la casa de Guillermo, ¿eh?

eXTReMe Tracker