Oliver Twist

En la linda casita en que veraneaban las señoras Maylie, la vida continuaba deslizándose tranquila y sus moradores saboreaban la misma dulce serenidad de los primeros días. Oliver había recobrado la salud, y con ésta la fuerza, pero enfermo o sano, débil o con fuerzas, los sentimientos de su alma eran los mismos, pues en ellos no influyeron poco ni mucho los padecimientos o las alegrías de índole material, aunque es lo cierto que suelen influir en gran escala en los sentimientos de muchas personas. El muchacho mostrábase tan dulce, tan fiel, tan afectuoso como lo fuera cuando la enfermedad minaba sus fuerzas, cuando dependía en todo de las atenciones de los que, cariñosos y compasivos, le cuidaban.










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