Oliver Twist

Capítulo L

La persecución y fuga

A orillas del Támesis, no lejos de la iglesia de Rotherhithe, allí donde se alzan sobre el río los edificios más sucios y ruinosos, y los barcos son más negros como consecuencia del polvo de la hulla y del humo que escapa de los caserones emplazados al borde mismo de las aguas, existía, y existe en la actualidad, la más inmunda, la más singular, la más extraordinaria de las localidades que encierra en su seno la ciudad de Londres, y que desconocen, hasta de nombre, la inmensa mayoría de sus habitantes.

Para llegar hasta el sitio a que me refiero, preciso es atravesar una enmarañada red de callejas estrechas, tortuosas y cubiertas de lodo, frecuentadas por la población más pobre y grosera de la ribera, y dedicada al tráfico que los lectores adivinarán sin esfuerzo.





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