Tiempos difíciles

Al escuchar este nombre, su hija le dirigió una mirada de soslayo, una mirada escrutadora y profunda. El señor Gradgrind no la vio; para cuando miró a su hija ya ésta había bajado los ojos.

-¿Qué habría dicho el señor Bounderby? –repitió poco después.

Durante todo el camino, hasta llegar al Palacio de Piedra, y mientras conducía a casa con grave indignación a los dos delincuentes, iba repitiendo a trechos: «¿Qué habría dicho el señor Bounderby....?» Igual que si el señor Bounderby hubiera. sido la señora Grundy.









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