Tiempos difíciles

Esteban alzó rápidamente los ojos para mirarle a la cara. El señor Bounderby agregó, con una expresiva inclinación de cabeza:

-Acabad el trabajo que tenéis entre manos y marchaos después a trabajar a otra parte.

Esteban le dijo vivamente:

-Señor, vos sabéis perfectamente que si me despedís de vuestra fábrica ya no podré trabajar en ninguna otra.

-Lo que yo sepa se queda para mí, y lo que vos sabéis se queda para vos. Nada más tengo que decir a este respecto.

Esteban miró también ahora a Luisa, pero ésta no levantó sus ojos hacia él. En vista de eso, dejó escapar un suspiro, y murmuró con voz muy queda: «¡Que Dios nos proteja a todos en este mundo!», y se marchó.


eXTReMe Tracker