¡Oh Musas de Pieria (1), que obráis con los cantos la gloria,
venid y contadnos de Zeus (2), dando himnos al Padre! (3).
Son por él los mortales oscuros, por él son ilustres,
nombrados o anónimos, gracias a Zeus prepotente (4).
Fácilmente da fuerzas y fácil al fuerte derrumba,
fácilmente confunde al soberbio y exalta al humilde,
fácilmente endereza al injusto y extingue al ufano,
Zeus, que truena en los cielos y altísimos lares habita (5).
Oye, mira y escucha: Justicia encamine tus normas,
¡oh Tú! Mientras, yo contaré unas verdades a Perses (6).
Bien se ve que no hay solo una clase de lucha: en el mundo
son dos: una, aplausos tendrá del varón que la advierta,
censuras la otra; respiran aliento contrario.
La una acrecienta la guerra y discordia dañina,
¡cruel!, no hay mortal que la quiera, sino que, forzados