por ley de los dioses, dan honra a Discordia insufrible (7).
A la otra, engendróla, primero, la Noche sombría,
y el Cronida, señor de la altura que mora en el cielo,
la asentó en las raíces del mundo, útilísima al hombre.
Ella incluso despierta al trabajo al de brazo remiso;
anhela trabajo quien mira al varón opulento
que se afana en labrar y plantar, y poner bien su casa.
Y envidia el vecino al vecino que busca, afanoso, caudal: esta lucha sí es buena a los hombres. Y envidia el ollero al ollero, y lo mismo el artista al artista,
como pugnan mendigo y mendigo, cantor y cantante (8).
¡Oh Perses, tú fija en la mente estas cosas! La lucha
gozadora del mal no te vaya a apartar del trabajo y ponerte a atisbar los litigios, de escucha en la plaza (9).
Apenas le queda ocasión de litigios y arengas
al hombre que en casa no tiene cosecha abundante del tiempo, de frutos que brinda la tierra, del trigo de Deméter (10): saciado de él, los litigios y pleitos
pondrás a los bienes de otros: mas ya en el futuro