El Proceso

K volvió a tomar su muñeca y ella, esta vez, lo aceptó, pero le condujo así hasta la puerta. Él estaba firmemente decidido a irse, pero al llegar a la puerta, como si no hubiera esperado encontrarse allí con semejante obstáculo, se detuvo, lo que la señorita Bürstner aprovechó para desasirse, abrir la puerta, deslizarse hasta el recibidor y, desde allí, decirle a K en voz baja:

Ahora váyase, se lo pido por favor. Mire ella señaló la puerta del capitán, por debajo de la cual asomaba un poco de luz, ha encendido la luz y nos está espiando.











eXTReMe Tracker