El Fantasma de la Ópera

Con un enérgico movimiento de cabeza, el inspector negó haberlo visto jamás.

—¡Peor para usted! —declaró fríamente Richard.

El inspector abrió unos ojos enormes, unos ojos que se salían de las órbitas, para preguntar por qué el director había pronunciado aquel siniestro «¡Peor para usted!».

—¡Porque voy a ajustarles las cuentas a todos aquellos que no le hayan visto! —explicó el director—. Dado que está en todas partes, no es admisible que no se le vea en ninguna. ¡Me gusta que la gente cumpla con su obligación!








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