En las montañas de la locura

En raros momentos musita frases incoherentes y carentes de sentido relativas a «la sima negra», «el borde tallado», «los proto shogoths», «los cuerpos sólidos sin ventanas y de cinco dimensiones», «el cilindro sin nombre», «el Faros anterior», «Yog-sothoth», «la primigenia gelatina blanca», «el color llegado del espacio», «las alas», «los ojos de la oscuridad», «la escala lunar», «lo original, lo eterno, lo inmortal», y otras extrañas concepciones, pero cuando recobra por completo el dominio de sí mismo, lo niega todo achacándolo a sus extrañas y macabras lecturas de años anteriores. Danforth es, efectivamente, uno de los pocos que se han atrevido a leer, de la primera a la última, las páginas carcomidas del ejemplar del Necranomicón que se guarda bajo llave en la biblioteca de la Universidad.







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