El Príncipe

Quiero a este propósito citar un ejemplo moderno, Fray Lucas Rinaldi, embajador ante el actual emperador Maximiliano, decía, hablando de Su Majestad, que no pedía consejos a nadie y que, sin embargo, nunca hacía lo que quería. Y esto precisamente por proceder en forma contraria a la aconsejada. Porque el emperador es un hombre reservado que no comunica a nadie sus pensamientos ni pide pareceres; pero como, al querer ponerlos en práctica, empiezan a conocerse y descubrirse, y los que los rodean opinan en contra, fácilmente desiste de ellos. De donde resulta que lo que hace hoy lo deshace mañana, que no se entiende nunca lo que desea o intenta hacer y que no se puede confiar en sus determinaciones.










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