El paraíso perdido

No tengo por vergüenza yo comprometerme con cualquier cultivado lector de forma que, por unos pocos años todavía, me otorgue su confianza sabiendo que le pagaré eso que ahora constituye mi deuda, ya que se trata de una obra que no puede surgir de los ardores de la juventud, ni de los vapores del vino, como la que fluye a raudales de la pluma de cualquier vulgar Amoroso, o de la cáustica furia de un rimador parásito, ni se obtiene tampoco por invocación de la Dama Memoria y sus hijas Sirénidas, sino por plegaria devota al Espíritu eterno que puede enriquecer toda expresión y conocimiento, y envía a su Serafín con el fuego sagrado de su Altar para tocar y purificar los labios de quien Él quiere: a esto debe añadirse lectura industriosa y selecta, observación constante, introspección en todas las artes y oficios nobles y generosos. Y mientras esto [en lo que ahora me comprometo] no se haya realizado en alguna medida, aun a expensas de mi propio peligro y coste, me niego a no alimentar esta expectación en tantas personas como estén dispuestas a arriesgar su confianza depositándola en las mejores promesas que puedo ofrecerles[30].





eXTReMe Tracker