Y repele toda tentación de transgredir».
Hablando así, se levantó; siguiole Adán,
Con bendiciones. «Puesto que ya partes,
Ve, celeste huésped, mensajero etéreo,
Enviado por el Bien Supremo que yo adoro.
Grata para mí y afable ha sido
Tu condescendencia, que honraré por siempre
Con recuerdo agradecido: tú a la humanidad
Sé siempre favorable y vuelve con frecuencia.»
Así se separaron, hacia el Cielo el Ángel
Desde la espesa umbría; Adán a su cobijo.