Ana de las Tejas Verdes

- Y para soñar también, Marilla. Y bien sabe que se puede soñar mejor en una habitación llena de cosas bonitas. Voy a poner estas ramas en el florero azul y lo colocaré sobre mi mesa.

- Ten cuidado de no dejar hojas en las escaleras. Esta tarde voy a la reunión de la Sociedad de Ayuda en Carmody, Ana, y es probable que no regrese hasta la noche.

Tendrás que preparar la merienda para Matthew y Jerry, de manera que no te olvides de poner el agua para el té, como hiciste la última vez.

- Hice muy mal en olvidarme – dijo Ana disculpándose –, pero ocurrió en la tarde que estaba pensando un nombre para Violeta Vale y se me fue el santo al cielo. Matthew fue muy bueno; nunca me regañó por ello. Él mismo hizo el té y dijo que podría esperar. Y

mientras esperábamos, le conté un hermoso cuento de hadas, de modo que el tiempo no se hizo nada largo. Fue un cuento hermoso, Marilla. Me había olvidado del final, de manera que tuve que inventar uno, pero Matthew dijo que no se había notado.

- Matthew sería capaz de encontrar bien que le sirvieras el almuerzo a medianoche. Pero esta vez debes hacer las cosas como es debido. Y aunque no sé si hago bien, pues quizá te vuelva más descuidada que de costumbre, puedes pedirle a Diana que venga a pasar la tarde contigo.

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