Ana de las Tejas Verdes

La señora Lynde llegó por la tarde, para averiguar por qué Marilla no había asistido a la reunión del jueves de la Sociedad de Ayuda. Cuando Marilla no concurría a dicha reunión, la gente de Avonlea sabía que algo andaba mal en “Tejas Verdes”.

- El corazón de Matthew no andaba muy bien – explicó Marilla –, y no me sentí con ánimos de dejarle. Ya pasó, pero los ahogos le dan más a menudo y eso me preocupa.

El médico dice que debe tener cuidado y evitar las emociones fuertes. No es muy difícil, ya que Matthew no las busca ni nunca las buscó, pero tampoco debe hacer trabajos pesados, y usted sabe que pedirle a Matthew que no trabaje es igual que pedirle que no respire. Venga y deje sus cosas, Rachel. ¿Se quedará a tomar el té?.

- Bueno, ya que me lo pide, creo que sí – contestó la señora, que, además, no tenía otros planes.

Ambas se sentaron en la sala de estar mientras Ana preparaba el té y horneaba unos bollos que pudieran desafiar cualquier crítica.

- Debo decir que Ana se ha transformado en una chica muy dispuesta – admitió la señora Lynde, mientras Marilla la acompañaba al atardecer hasta el final del sendero –; debe ser una gran ayuda.

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