Ana de las Tejas Verdes

- Te has portado espléndidamente, Ana – sopló Diana, suficientemente recobrada como para sentarse y hablar, pues Ana, con los ojos cubiertos y transportada, no había dicho palabra –. Papá trajo el diario desde Bright River no hace ni diez minutos; llegó por la tarde en el tren y no estará aquí en el correo hasta mañana, y en cuanto vi la lista de promociones salí corriendo. Todos habéis pasado. Hasta Moody Spurgeon, aunque está condicional en historia. Jane y Ruby se portaron bastante bien; están por la mitad, igual que Charlie. Josie apenas si pudo llegar, a tres puntos del mínimo, pera ya verás como se dará aires de ser la primera. ¿No se pondrá contenta la señorita Stacy? Ana, ¿qué se siente cuando uno tiene el nombre a la cabeza de la lista de promociones? Si fuera yo, estaría loca de alegría. Ya lo estoy, pero tú estás fría y calmada como una noche de primavera.

- La procesión va por dentro – respondió –. Quisiera decir algo, pero no puedo encontrar palabras. Nunca soñé esto; sí, lo hice, pero sólo una vez. Una vez me permití pensar:

¿qué ocurriría si saliera primera?, temblando, desde luego, pues me parecía vano y presuntuoso pensar que sería la primera de la lista. Perdóname un momento, Diana.

Debo correr a decírselo a Matthew, que está en el campo. Luego iremos a decírselo a los demás.

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