Así habló Zaratustra
Así habló Zaratustra Un día habíase quedado Zaratustra dormido debajo de una higuera, pues hacía calor, y había colocado sus brazos sobre el rostro. Entonces vino una víbora y le picó en el cuello, de modo que Zaratustra se despertó gritando de dolor[110]. Al retirar el brazo del rostro vio a la serpiente: ésta reconoció entonces los ojos de Zaratustra, dio la vuelta torpemente y quiso marcharse. «¡No, dijo Zaratustra; todavía no has recibido mi agradecimiento! Me has despertado a tiempo, mi camino es todavía largo». «Tu camino es ya corto, dijo la víbora con tristeza; mi veneno mata». Zaratustra sonrió. «¿En alguna ocasión ha muerto un dragón por el veneno de una serpiente? – dijo. ¡Pero toma de nuevo tu veneno! No eres bastante rica para regalármelo». Entonces la víbora se lanzó otra vez alrededor de su cuello y le lamió la herida.
En una ocasión en que Zaratustra contó esto a sus discípulos, éstos preguntaron: «¿Y cuál es, Zaratustra, la moraleja de tu historia?». Zaratustra respondió así:
Los buenos y justos me llaman el aniquilador de la moral[111]: mi historia es inmoral.
Si vosotros tenéis un enemigo, no le devolváis bien por mal: pues eso lo avergonzaría. Sino demostrad que os ha hecho un bien.
