Así habló Zaratustra
Así habló Zaratustra Y una vez Zaratustra hizo una señal a sus discípulos y les dijo estas palabras:
«Ahí hay sacerdotes: y aunque son mis enemigos, ¡pasad a su lado en silencio y con la espada dormida![161]
También entre ellos hay héroes; muchos de ellos han sufrido demasiado – : por esto quieren hacer sufrir a otros.
Son enemigos malvados: nada es más vengativo que su humildad. Y fácilmente se ensucia quien los ataca.
Pero mi sangre está emparentada con la suya; y yo quiero que mi sangre sea honrada incluso en la de ellos». –
Y cuando hubieron pasado a su lado le acometió a Zaratustra el dolor; y no había luchado mucho tiempo con el dolor cuando empezó a hablar así:
Me da pena de estos sacerdotes. También repugnan a mi gusto; mas esto es para mí lo de menos desde que estoy entre hombres.
Pero yo sufro y he sufrido con ellos: prisioneros son para mí, y marcados. Aquel a quien ellos llaman redentor los arrojó en cadenas: –
¡En cadenas de falsos valores y de palabras ilusas! ¡Ay, si alguien los redimiese de su redentor![162]
En una isla creyeron desembarcar en otro tiempo, cuando el mar los arrastró lejos; pero mira, ¡era un monstruo dormido![163]
