Así habló Zaratustra

Y el bocado que más se me ha atragantado no es saber que la vida misma necesita enemistad y muerte y cruces de tortura: –

Sino que una vez pregunté, y casi me asfixié con mi pregunta: ¿Cómo? ¿La vida tiene necesidad también de la chusma?

¿Se necesitan pozos envenenados, y fuegos malolientes, y sueños ensuciados, y gusanos en el pan de la vida?

¡No mi odio, sino mi náusea es la que se ha cebado insaciablemente en mi vida! ¡Ay, a menudo me cansé del espíritu cuando encontré que también la chusma es rica de espíritu!

Y a los que dominan les di la espalda cuando vi lo que ellos llaman ahora dominar: chalanear y regatear por el poder – ¡con la chusma!

Entre pueblos de lengua extraña he habitado con los oídos cerrados: para que la lengua de su chalaneo permaneciese extraña a mí, y su regatear por el poder.

Y tapándome la nariz he pasado con disgusto a través de todo ayer y todo hoy: ¡en verdad, todo ayer y todo hoy hiede a chusma que escribe!

Igual que un lisiado que se hubiera quedado sordo y ciego y mudo: así viví yo largo tiempo, para no vivir con la chusma del poder, de la pluma y de los placeres.

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