Así habló Zaratustra

Y él escuchó a su pobre razón: como plomo pesaba el discurso de ella sobre él, – entonces robó, al asesinar. No quería avergonzarse de su demencia.

Y ahora el plomo de su culpa vuelve a pesar sobre él, y de nuevo su pobre razón está igual de rígida, igual de paralizada, igual de pesada.

Con sólo que pudiera sacudir su cabeza, su peso rodaría al suelo: mas ¿quién sacude esa cabeza?

¿Qué es ese hombre? Un montón de enfermedades, que a través del espíritu se extienden por el mundo: allí quieren hacer su botín.

¿Qué es ese hombre? Una maraña de serpientes salvajes, que rara vez tienen paz entre sí, – y entonces cada una se va por su lado, buscando botín en el mundo.

¡Mirad ese pobre cuerpo! Lo que él sufría y codiciaba, esa pobre alma lo interpretaba para sí, – lo interpretaba como placer asesino y como ansia de la felicidad del cuchillo.

A quien ahora se pone enfermo asáltalo el mal, lo que ahora es mal: el enfermo quiere causar daño con aquello que a él le causa daño. Pero ha habido otros tiempos, y otros males y bienes.

En otro tiempo eran un mal la duda y la voluntad de sí-mismo. Entonces el enfermo se convertía en hereje y en bruja: como hereje y como bruja sufría y quería hacer sufrir.

eXTReMe Tracker